El domingo pasado fui a Inglot de nuevo, porque en mi primera visita, finalmente, no me decidí a llevarme este eyeliner en gel. Supongo que porque yo soy fiel a mi blacktrack de MAC. Pero bueno, finalmente me dejé convencer por Sara, la vendedora, y me decidí a probarlo. Me llevé el 77, que es negro, y el 89, que es un marroncito grisaceo, no sabría como definirlo, pero es un tono precioso.
Compré varias cosas, de las que os hablaré en otro post, pero este merece un post para él solito por enamorarme como lo ha hecho.
El martes tuve una sesión de fotos en exteriores y decidí usar el negro.
Os he dejado el resultado. Tenía miedo de usar algo nuevo en este tipo de maquillaje de ojos, porque para mí todavía resulta complicado de hacer, sobre todo en un rodaje de exteriores, donde no gozas de las comodidades que normalmente tienes en estudio.
¿Qué tiene que me encanta? No seca tan rápido como lo hace el Chromaline de MAC, que enseguida se queda fijo, lo que es una maravilla, pero a veces hay que trabajar muy deprisa, porque seca rápido y ya no puedes hacer correcciónes y queda muy sucio el maquillaje. Puse una pequeña cantidad en la paleta para no tener que tener el bote abierto, y me encantó que en lo que yo tardé en hacer esta línea de pestañas (que fue un buen rato), no se secó y puede ir mojando el pincel desde la paleta con bastante comodidad. Como os comentaba, una vez que quedó listo, secó y hasta que lo desmaquillé. Fue amor a primera vista. Una maravilla, verdaderamente.
Aparte de para hacer una línea de pestañas, puede utilizarse como base de sombras. Cuando lo pruebe os dejaré mis impresiones.
Mi puntuación, de 10. Creo que va a convertirse en un imprescindible. Os lo recomiendo.
¡Hasta pronto!
